ÁMBITOS DE LA INTERPRETACIÓN EN CONTEXTOS DE VG
La intervención policial es una de las fases de la intervención en el ámbito judicial y tiene como objetivo prestar servicios de protección y seguridad a las víctimas (recogida de denuncia, valoración del riesgo, protección y seguimiento) para lo cual puede ser necesario la presencia de un o una intérprete. Estos servicios los prestan policías y agentes de los diferentes Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en las diferentes dependencias policiales o en el mismo lugar de la agresión.
Dentro del ámbito judicial se puede requerir la presencia de un o una intérprete en aquellos encuentros con profesionales de la judicatura (jueces y juezas, personal de la fiscalía y abogados y abogadas) y que tienen como objetivo el asesoramiento, la protección y defensa de los derechos de las mujeres. Suelen tener lugar en diferentes dependencias judiciales.
En el campo de la salud puede ser necesaria la interpretación para situaciones comunicativas en las que interviene personal médico, de enfermería o médicos y medicas forenses con el fin prestar atención médica a la víctima, ya sea atención primaria o especializada (fundamentalmente ginecológica y de salud mental), o evaluar evidencias de malos tratos. Esta atención y evaluación médica se presta en hospitales y centros de salud o en dependencias judiciales en el caso de la intervención forense.
En el ámbito psicosocial puede ser necesaria la interpretación para situaciones comunicativas en las que intervengan profesionales del trabajo social y la psicología clínica o forense, tanto para la información y asesoramiento, como para la evaluación social o de daños, y la intervención terapéutica y de recuperación. Estas entrevistas pueden tener lugar en diversos lugares, desde las unidades especializadas hasta los juzgados o servicios sociales, pasando por los diversos recursos de acogida temporal.
RASGOS CARACTERÍSTICOS DE LA INTERPRETACIÓN EN CONTEXTOS DE VG
La atención e intervención integral con víctimas de VG se lleva a cabo en sectores de actividad muy diversos (judicial, sanitario, policial, psicosocial) en los que se puede requerir la presencia de un o una intérprete, por lo que su labor no se puede circunscribir a un solo ámbito de especialidad.
Los y las diferentes profesionales (incluyendo a quienes interpretan) que asisten a las víctimas deben actuar desde una perspectiva de género. Ello implica entender la situación de violencia como consecuencia de una situación de desigualdad injustificable, y lleva a no culpabilizar y respetar a la mujer.
Tanto el estado emocional de la víctima como la dureza de las experiencias relatadas representan una carga emocional que dificulta la labor de todas las personas que trabajan en contextos de VG, incluyendo a los y las intérpretes, y que deben aprender a gestionar.